Con Castaway traté de adaptar la idea de los readymades de Duchamp a la fotografía. Jugando con la comparación que hace Rosalind Krauss entre readymades y fotografías, busqué objetos en el mundo exterior que se encontraban en lugares extraños. Cuando los encontraba, los seleccionaba y los aislaba del resto del mundo poniendo un marcador de crimen al lado. Este objeto funciona como una firma, convirtiendo al objeto mundano en una obra de arte, y sirve como un elemento de repetición a lo largo de todo el proyecto. Si bien estas fotos carecen de narrativa, la interacción del objeto, el lugar donde se encuentra y el marcador del crimen crean una historia en la mente de la persona que mira la fotografía.